
Has conseguido tener 100.000 euros ahorrados en el banco, te ha costado mucho trabajo y esfuerzo, y ahora, el siguiente paso es hacer algo con ellos para que no pierdan valor. Lo mejor es invertirlos y existen muchas opciones para ello, pero la mejor es diversificarlos.
Lo primero que tienes que tener claro es qué tipo de inversor eres y después el horizonte temporal que tienes. Y es que, la primera elección de una u otra opción estará por el nivel de riesgo que cada persona quiera correr y la rentabilidad esperada que desea obtener.
Si quieres menos riesgo, la rentabilidad será menor, mientras que si estás dispuesto a correr un mayor riesgo, las rentabilidades serán superiores. Ahora bien, la otra elección es el plazo, y aquí invertir a largo plazo y con rentabilidades moderadas será la mejor opción para hacer crecer tu dinero sin demasiados sobresaltos.
Y los expertos, ¿qué opinan?
En primer lugar, todos coinciden en que lo primero es tener claro el objetivo y a partir de ahí configurar la cartera.
Óscar Anaya, socio y director de Negocio Institucional de Cobalto Inversiones EAFI hace hincapié en el perfil de riesgo del inversor, y señala que si es más conservador, el objetivo principal se centrará en preservar capital. Así, en esta actualidad plagada de tanta volatilidad y con un escenario incierto, “conformaríamos una cartera que pudiera esquivar esos vaivenes repentinos del mercado, conteniendo bien las bajadas y posicionándose correctamente en las subidas”. Y la distribución sería la siguiente, estructurándose en tres bloques principales:
Un 70% se destinaría a renta fija, repartida entre “un 30% en deuda pública de países con estabilidad fiscal e inflación controlada, un 40% en renta fija corporativa con preferencia por emisores con calificación Investment Grade, y un 30% flexible para aprovechar oportunidades puntuales en mercados emergentes o asiáticos”.
El 20% de la cartera se orientaría a renta variable europea, “con un enfoque en compañías sólidas, con baja deuda, liderazgo sectorial y alto dividendo, evitando en la medida de lo posible la exposición a conflictos comerciales. Se priorizarían sectores como infraestructuras, financiero e inmobiliario”.
Por último, un 10% se asignaría a fondos con estrategia market neutral, “que permitan generar rentabilidad adicional en contextos de mercado lateral”.
En un entorno volátil e incierto, dada la reciente recuperación en V y continuando las tensiones comerciales, Alberto García, Head of Asset Allocation de ACCI Capital Investments se centra en un inversor con un perfil sofisticado dentro de cierta moderación y que puede aguantar cierta volatilidad con 100.000 € en un horizonte temporal a 6-12 meses, tomando una cartera modelo global 50% Renta Variable /50 Renta Fija en EUR. La distribución de las posiciones de la cartera sería la siguiente:

La cartera plantea una asignación diversificada con un 50% en renta variable, 40% en renta fija y un 10% en activos alternativos, combinando crecimiento y protección frente a la volatilidad.
En renta variable, se prioriza Europa por su mayor potencial de revalorización, apoyado en un entorno macro más estable. “En EEUU, se mantiene exposición con cobertura al dólar para proteger al inversor europeo, mientras que los mercados emergentes podrían repuntar ante una mejora del entorno internacional y un dólar más débil. Como apuestas tácticas, se incluyen compañías de alta calidad y tecnología global por su capacidad de generar valor a largo plazo”.
En renta fija, se busca solidez y rentabilidad mediante crédito investment grade europeo y deuda soberana en euros. “Se diversifica con deuda global cubierta en dólares y selecciones prudentes de high yield y deuda emergente en divisa fuerte”.
El 10% en activos alternativos se destina a estrategias descorrelacionadas: “oro como refugio, bitcoin como apuesta limitada y mercados privados para captar primas de iliquidez”.
En BBVA AM, M. Nieves Mateos Bartolomé, CFA ESG, Asset Allocation y Gestión Discrecional Carteras dice que en momentos de mayor incertidumbre y volatilidad lo más importante es "monitorizar y ajustar el nivel de riesgo de la cartera, llevar a cabo una gestión activa y una diversificación adecuada y mantenernos centrados en los objetivos de inversión a largo plazo". Aunque también comenta la importancia de ser flexibles. En este sentido, con un inversor que quiera un riesgo moderado propondrían una inversión del 30-40% en renta variable, diversificando por geografías y primas de riesgo, sin sesgos factoriales, con mayor exposición a la renta variable europea, considerando que se trata de un inversor en euros y que la divisa europea se ve favorecida actualmente.
En renta fija, "destinaríamos un 50-60% de la cartera, repartiendo entre bonos gubernamentales (por su carácter de refugio) y crédito corporativo de alta calidad (Investment Grade), en distintas geografías y plazos, incluyendo también mercados emergentes en divisa fuerte y local".
En un entorno como el actual, "es recomendable asignar entre un 10-20% a estrategias alternativas (retorno absoluto y risk premia), que ayudan a reducir el riesgo general de la cartera".
Dado el contexto de volatilidad e incertidumbre, "probablemente sea necesario realizar ajustes en los próximos meses, incorporando nueva información macroeconómica y de mercado para adaptar tácticamente los pesos de la cartera o la selección de instrumentos, así como realizar apuestas de valor relativo por tipo de activo".
Mientras que Samuel Álvarez, selector de fondos de Orienta Wealth en cuanto a los objetivos del inversor, habla además de la preservación de capital, de la capacidad de poder navegar distintos entornos de mercado con garantías y batir a medio y a largo plazo a un benchmark equilibrado (50/50).
Así, la cartera se distribuiría con un enfoque diversificado y selectivo: un 50% en renta variable, un 45% en renta fija y un 5% en oro como activo refugio.
Dentro de la renta variable, el 80% se invierte en bolsa americana y europea, “con énfasis en compañías de calidad gestionadas por firmas como Comgest o Seilern, complementado con pequeñas capitalizaciones seleccionadas por expertos locales (Acurio y Azimut), y una estrategia value centrada en sectores ligados a materias primas (Azvalor). El 20% restante se destina a mercados emergentes a través de GQG Partners, con una gestión dinámica que adapta la exposición según las oportunidades regionales”.
La renta fija representa el 45% de la cartera, centrada en activos de alta calidad crediticia en euros, con gestoras como Mutuactivos o Rothschild. “Se combina con deuda pública de la Eurozona y bonos ligados a la inflación estadounidense, aportando estabilidad y cobertura ante diferentes escenarios macroeconómicos”.
Finalmente, un 5% se reserva para oro, “como protección ante riesgos sistémicos”.
Al final, invertir 100.000 euros requiere una estrategia clara basada en el perfil de riesgo, el horizonte temporal y los objetivos personales del inversor. Los expertos coinciden en la importancia de diversificar para proteger el capital y aprovechar las oportunidades del mercado. Desde enfoques más conservadores, centrados en renta fija y estrategias defensivas, hasta carteras equilibradas con exposición global en renta variable, activos alternativos y oro como refugio, todas las propuestas destacan la necesidad de adaptar la inversión a un contexto económico volátil. La clave está en combinar crecimiento y estabilidad con una selección cuidadosa de activos y gestores especializados.
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