Teniendo en cuenta varios análisis muy exhaustivos, se han identificado cinco factores clave a los que debe prestarse especial atención a la hora de tomar decisiones de inversión en el espacio de alto rendimiento:
1. El Market Timing en High Yield conlleva riesgos importantes
Tradicionalmente, muchos inversores confían en los diferenciales como señal del momento oportuno para entrar en el mercado. Sin embargo, los datos históricos demuestran que esperar a una ampliación significativa de los spreads suele traducirse en la pérdida de oportunidades atractivas de rentabilidad. Salvo excepciones mundiales como la crisis financiera de 2008 y la pandemia de la covid-19 de 2020/2021, los diferenciales se han mantenido en la mayoría de los casos por debajo de los 1.000 puntos básicos.
Durante las dos últimas décadas, el Bloomberg US High Yield 2% Issuer Capped Index superó al Bloomberg US Aggregate Index en una media de 3,4 puntos porcentuales al año. Incluso durante periodos de niveles de diferenciales por debajo de la media, la rentabilidad superior en 12 meses fue de 1,5 puntos porcentuales. Por lo tanto, los intentos de generar valor añadido intentando sincronizarse con el mercado han demostrado históricamente ser en gran medida infructuosos.
2. El Yield to worst es un indicador fiable de los rendimientos futuros
El YTW (Yield to Worst) -el rendimiento más bajo posible de una cartera de alto rendimiento- ha demostrado ser un excelente indicador de los rendimientos futuros. Cuando se examinan los rendimientos que los inversores pudieron obtener realmente en función del YTW en el momento de la compra, se hace evidente una «captura de rendimiento» histórica de hasta el 82,4% en periodos de uno, tres y cinco años.
Esta relación pone de relieve que el actual YTW ofrece una base sólida para las expectativas de rentabilidad, independientemente de los movimientos temporales de los diferenciales o de las fluctuaciones del mercado.
3. Los beneficios empresariales como factor de apoyo
Un análisis de la última década muestra una fuerte correlación entre el crecimiento de los beneficios de las empresas del S&P 500 y el de los emisores estadounidenses de alta rentabilidad. La positiva evolución de los beneficios de las empresas de gran capitalización coincidió en general con el fortalecimiento de los fundamentales de los emisores de alto rendimiento.
Las previsiones actuales apuntan a que los beneficios del S&P 500 seguirán siendo positivos al menos hasta finales de 2025. En este contexto, las perspectivas de beneficios del segmento de alto rendimiento también parecen prometedoras, ya que constituyen un importante amortiguador frente al aumento de las tasas de impago e influyen positivamente en la rentabilidad global.
4. Alto rendimiento hoy: Mejor calidad que en el pasado
El perfil del sector de alto rendimiento ha mejorado estructuralmente. A finales de 2024, más del 50% de los emisores del Bloomberg US High Yield 2% Issuer Capped Index tenían una calificación BB. Al mismo tiempo, la proporción de emisores con unos ratings más bajos disminuyó significativamente.
Este cambio hacia una mayor calidad crediticia sugiere un perfil de menor riesgo y volatilidad para el sector. Los inversores pueden beneficiarse potencialmente de una evolución más estable de los precios y de menores probabilidades de impago. El siguiente gráfico ilustra el aumento de la proporción de emisores con calificación BB desde 2014.

5. El alto rendimiento como opción para equilibrar
En un entorno de valoraciones históricamente elevadas de la renta variable, existe la oportunidad de optimizar la cartera. En lugar de depender exclusivamente de valores con altos dividendos, los inversores podrían considerar una reasignación parcial a la alta rentabilidad para mejorar los ingresos corrientes y reducir la volatilidad global de la cartera.
Como muestra el gráfico del punto cuatro, el rendimiento medio actual de los bonos de alto rendimiento en los últimos cinco años ha superado al de los valores que pagan dividendos del S&P 500 y del S&P 500 Dividend Aristocrats Index, al tiempo que ha mostrado una volatilidad más baja.
Conclusión: El alto rendimiento requiere una evaluación matizada
Centrarse únicamente en los diferenciales se queda corto a la hora de evaluar las inversiones de alto rendimiento. Factores clave como el yield to worst, el crecimiento de los beneficios y la mejora estructural de la calidad crediticia ofrecen a los inversores institucionales una base más sólida para la toma de decisiones.
Un enfoque amplio y a largo plazo del segmento de alto rendimiento no sólo puede generar ingresos más estables, sino también mejorar el perfil de riesgo-rentabilidad de una cartera global. Así pues, el alto rendimiento sigue siendo una opción relevante para los inversores profesionales que buscan una cartera equilibrada y generadora de ingresos.