La incertidumbre política y económica sigue marcando el pulso de los mercados. En EEUU, el impacto de los planes del Gobierno, que incluyen cambios en aranceles, recortes en el sector público y un endurecimiento de la política migratoria, está pesando en la confianza de los inversores. Aunque los indicadores fundamentales se han mostrado resilientes —con un consumo privado robusto, un mercado laboral sólido y niveles de desempleo históricamente bajos—, el ritmo de crecimiento se ha ralentizado y las perspectivas a corto y medio plazo están plagadas de riesgos, con una posible inclinación a la baja. Los cambios en política comercial y fiscal, junto con las tensiones internacionales, podrían lastrar tanto el crecimiento estadounidense como el global. En particular, el impacto estanflacionario de los aranceles afectaría sobre todo a la economía de EE.UU., en un momento en el que los mercados comienzan a descontar un escenario de menor expansión global. En este contexto de elevada incertidumbre, la gestión de carteras se orienta hacia la búsqueda de resistencia y equilibrio, con estrategias que buscan diversificar los riesgos y aprovechar oportunidades sin comprometer la solidez de las inversiones.
En este sentido, y coincidiendo con el 20 aniversario de Estrategias de Inversión, hemos lanzado un especial dedicado a las perspectivas para invertir en bolsa de cara al segundo semestre del año, con análisis sectoriales, ideas de inversión y una visión experta de las oportunidades que ofrece el mercado en este entorno complejo. Desde acciones y fondos de inversión hasta estrategias de corto y largo plazo, el objetivo es ofrecer una guía útil para afrontar los próximos meses con una visión estratégica bien fundamentada.
Una pregunta recurrente en este contexto es: ¿qué harían los selectores de fondos con 100.000 euros? La respuesta es clara: diversificar. La estrategia de inversión debe partir siempre del perfil de riesgo del inversor y del horizonte temporal. Un inversor conservador, con aversión al riesgo, optará por rentabilidades más modestas, mientras que aquellos dispuestos a asumir mayores riesgos buscarán retornos más altos. La clave está en definir una estrategia clara que combine crecimiento y estabilidad, adaptada a un contexto económico volátil. Los expertos coinciden en que, en este escenario, las carteras deben construirse con un enfoque diversificado, que contemple renta fija, renta variable global, activos alternativos y, en muchos casos, oro como refugio. La selección de activos y gestores especializados es fundamental para lograr un equilibrio entre rentabilidad y control del riesgo.
Y es que en un entorno en el que los mercados ya no son tan tendenciales como en el pasado, la gestión activa cobra sentido para evitar las sobrevaloraciones que pueden derivarse de una gestión indexada pura. Los inversores buscan estrategias que suavicen los vaivenes del mercado, minimicen las caídas y proporcionen una rentabilidad estable a lo largo del tiempo. Según estudios recientes, es difícil obtener la rentabilidad de mercado con fondos indexados si se cae en la tentación de entrar y salir en momentos de crisis; de ahí la importancia de contar con un enfoque disciplinado y estructurado.
En cuanto a la renta fija, y en particular, el segmento de la deuda financiera, ha vuelto al radar de los inversores y de los grandes fondos. Esta categoría de activos ha recuperado protagonismo en las carteras de los gestores más sofisticados, gracias a su capacidad para ofrecer rentabilidades atractivas en un contexto de volatilidad persistente. El papel del crédito financiero, así como el atractivo de activos denominados en dólares, se están consolidando como claves de inversión en un mercado que exige cada vez más prudencia y selectividad. Dentro de la renta fija, todavía es posible encontrar oportunidades interesantes en segmentos como la deuda de alta calidad crediticia, los bonos high yield a corto plazo —centrándose en emisores sólidos—, los préstamos senior secured y, de manera destacada, en la deuda financiera de emisores robustos. Estos activos no solo ofrecen spreads atractivos, sino que también permiten construir carteras más resilientes frente a potenciales shocks macroeconómicos.
Por otro lado, la renta fija a corto plazo en euros se mantiene como una alternativa válida para quienes buscan una menor sensibilidad a los movimientos de tipos de interés, sin renunciar a una rentabilidad razonable. Sin embargo, en este espacio la selección de fondos es crítica: es fundamental optar por vehículos con un enfoque claro, una filosofía de inversión coherente y una consistencia demostrada en resultados. Más allá del rendimiento pasado, es clave analizar aspectos como la composición de la cartera, la sensibilidad a tipos, el perfil de riesgo y la estructura de cupones. Aquí es donde la figura del asesor financiero o el conocimiento del inversor informado marcan la diferencia: no se trata de elegir el fondo que más ha subido en el último año, sino aquel que mejor se ajusta a los objetivos personales y a la tolerancia al riesgo. Actualmente, algunos fondos destacados en renta fija a corto plazo en euros, con flujos netos positivos y un enfoque complementario, representan una excelente base sobre la que construir esa estabilidad buscada.
Además de la gestión tradicional, las temáticas de inversión están captando cada vez más atención. La inteligencia artificial se perfila como una de las megatendencias más sólidas y con mayor potencial de crecimiento en la próxima década. Su aplicación trasciende el ámbito tecnológico, revolucionando sectores tan diversos como la agricultura, la energía, la automoción y las finanzas. Invertir en esta temática ofrece oportunidades a largo plazo, en una industria que apenas está comenzando su ciclo de maduración.
De la mano de la IA, otra tendencia imparable es la ciberseguridad. La creciente sofisticación de los ciberataques —potenciada por la inteligencia artificial maliciosa— está creando una necesidad urgente de soluciones avanzadas. Desde el phishing ultra-realista hasta los deepfakes utilizados para fraudes financieros, la demanda de protección digital nunca ha sido tan crítica. Invertir en compañías líderes en ciberseguridad se ha convertido en una apuesta estratégica para protegerse frente a riesgos que seguirán creciendo en los próximos años.
Si quieres ampliar conocimiento de inversión y estrategias para ganar en los mercados no te pierdas nuestros cursos y webinarios gratuitos para invertir.